A inicios de junio de 1940 Francia se encontraba derrotada, ya se había evacuado París y se esperaba el ingreso del Ejército alemán. Inglaterra veía con preocupación la osadía de Hitler y ante el temor de una posible invasión de los nazis a las islas Británicas, Churchill pensó que debía poner a salvo las inversiones privadas, así que se decidió enviar todos esos valores a Canadá.
Obviamente se trató de una operación súper secreta ya que los ciudadanos podían entrar en pánico, y más que nada, se corría el riesgo de que se filtrara la información y los alemanes quisieran apoderarse de esa inmensa cantidad de dinero.
Junto a todos esos valores también decidieron enviar cientos de toneladas de oro de la nación, y aunque implicaba un gran riesgo, el traslado se lo haría por vía marítima.
Obviamente se trató de una operación súper secreta ya que los ciudadanos podían entrar en pánico, y más que nada, se corría el riesgo de que se filtrara la información y los alemanes quisieran apoderarse de esa inmensa cantidad de dinero.
Junto a todos esos valores también decidieron enviar cientos de toneladas de oro de la nación, y aunque implicaba un gran riesgo, el traslado se lo haría por vía marítima.
Para que tengan una idea del riesgo de la operación, solamente durante el último mes los alemanes habían hundido 57 buques aliados ya que con sus submarinos se habían apoderado del Atlántico.
El 23 de junio salieron varios trenes en secreto (repletos de oro y otros valores) a la ciudad escocesa de Greenock en las riberas del Río Clyde donde se encontraba listo el Crucero Emerald, el cual zarparía a Canadá al día siguiente.
La noche del 24 antes de partir, el valioso cargamento inglés valorado en más de 500 millones de dólares –de aquella época- ya se encontraba en las bodegas del Emerald, convirtiéndose así en el transporte naviero que mayor capital ha llevado en toda la historia de la navegación.
El 23 de junio salieron varios trenes en secreto (repletos de oro y otros valores) a la ciudad escocesa de Greenock en las riberas del Río Clyde donde se encontraba listo el Crucero Emerald, el cual zarparía a Canadá al día siguiente.
La noche del 24 antes de partir, el valioso cargamento inglés valorado en más de 500 millones de dólares –de aquella época- ya se encontraba en las bodegas del Emerald, convirtiéndose así en el transporte naviero que mayor capital ha llevado en toda la historia de la navegación.
El peso del oro y los caudales ingleses era tal, que a su arribo a Canadá, los refuerzos de la cubierta se habían torcido.
El capitán Frances Cyril Flynn que estaba al mando del cargamento, zarpó escoltado por el destructor Cossack y con un informe meteorológico de mal tiempo, que se materializó apenas dejaron la costa irlandesa para adentrarse en el Atlántico.
Recién abandonando la costa el Emerald recibió un mensaje que les alertaban acerca de la presencia de dos submarinos alemanes en la zona donde se encontraban, por lo cual los destructores se pusieron en alerta. El temporal hizo que los destructores de escolta disminuyeran su velocidad a tal punto que se decidió que el Emerald continúe solo su viaje, pues se consideró más prudente que los escoltas regresaran para no llamar la atención ni levantar sospechas. Es así que el Emerald tuvo que aumentar su velocidad hasta los 22 nudos, que unida al temporal que duró tres días, hizo sufrir de estragos en la tripulación.
El capitán Frances Cyril Flynn que estaba al mando del cargamento, zarpó escoltado por el destructor Cossack y con un informe meteorológico de mal tiempo, que se materializó apenas dejaron la costa irlandesa para adentrarse en el Atlántico.
Recién abandonando la costa el Emerald recibió un mensaje que les alertaban acerca de la presencia de dos submarinos alemanes en la zona donde se encontraban, por lo cual los destructores se pusieron en alerta. El temporal hizo que los destructores de escolta disminuyeran su velocidad a tal punto que se decidió que el Emerald continúe solo su viaje, pues se consideró más prudente que los escoltas regresaran para no llamar la atención ni levantar sospechas. Es así que el Emerald tuvo que aumentar su velocidad hasta los 22 nudos, que unida al temporal que duró tres días, hizo sufrir de estragos en la tripulación.
Al cuarto día amainó el mal tiempo y la nave pudo aumentar su velocidad a 28 nudos. A las 7:30 de la mañana del 29 de junio de 1940, el Emerald llegó a salvo al puerto de Halifax en Canadá con su valiosa carga y el tesoro fue trasladado a Montreal por ferrocarril.
El Crucero Emerald
Debido al éxito del primer viaje, una semana después, el 8 de julio a la media noche zarparon otros cinco buques de diferentes puertos británicos que transportaban varios cargamentos de oro y otros valores. La carga total se avaluaba en 1750 millones de dólares de la época. Estos barcos eran el acorazado Revenge, el crucero Bonaventure, el Monarch of Bermuda y dos vapores de línea polacos (el Sobieski y el Batory).
El acorazado Revenge
Igual que en el anterior viaje, el grupo iba escoltado por cuatro destructores quienes los cubrían en las zonas potencialmente peligrosas y en grupo realizaban maniobras de evasión, navegando a un mismo tiempo y a alta velocidad.
HMS Bonaventure
HMS Monarch of Bermuda
Estos cinco buques fueron escoltados por cuatro destructores 200 millas mar adentro, hasta cuando estimaron que el cargamento ya no corría peligro, y de igual forma, para no llamar la atención los destructores regresaron a su base.
Habiendo completado la mayor parte del recorrido, el barco polaco Batory se retrasó por culpa de una avería en sus máquinas, por lo que se le ordenó que se dirigiera al puerto de St. John en Terranova. Se dio la orden para que el crucero Bonaventure lo acompañara hasta que llegase al puerto. Entre la espesa neblina y los bloques de hielo, el Batory y el Bonaventure llegaron hasta St John, y una vez cerciorados de que el Batory estaba en puerto seguro, el Bonaventure se dirigió a Halifax a toda máquina.
Habiendo completado la mayor parte del recorrido, el barco polaco Batory se retrasó por culpa de una avería en sus máquinas, por lo que se le ordenó que se dirigiera al puerto de St. John en Terranova. Se dio la orden para que el crucero Bonaventure lo acompañara hasta que llegase al puerto. Entre la espesa neblina y los bloques de hielo, el Batory y el Bonaventure llegaron hasta St John, y una vez cerciorados de que el Batory estaba en puerto seguro, el Bonaventure se dirigió a Halifax a toda máquina.
Tripulación del Batory en 1940
El Batory logró seguir su travesía luego de realizar las reparaciones pertinentes. El 13 de julio al anochecer todo el tesoro se encontraba en Halifax, el cual fue enviado a Ottawa mediante la Canadian National Express que cobró una factura de un millón de dólares por el transporte.
Posteriormente y en otros envíos de menor cuantía intervinieron buques ingleses, canadienses y polacos llegando a tener Gran Bretaña más de cinco mil millones de dólares en oro, acciones y bienes negociables en Canadá.
Posteriormente ese mismo oro fue usado para pagar los suministros de guerra enviados a Inglaterra por los EE.UU. con la entrada en vigor de la Ley de Préstamo y Arriendo de 1941.
Lo más insólito del asunto es que en los meses en que se transportó el oro, los submarinos alemanes hundieron un total de 134 buques de diversas nacionalidades pero ninguno de los hundidos transportaba el famoso oro británico.
Posteriormente y en otros envíos de menor cuantía intervinieron buques ingleses, canadienses y polacos llegando a tener Gran Bretaña más de cinco mil millones de dólares en oro, acciones y bienes negociables en Canadá.
Posteriormente ese mismo oro fue usado para pagar los suministros de guerra enviados a Inglaterra por los EE.UU. con la entrada en vigor de la Ley de Préstamo y Arriendo de 1941.
Lo más insólito del asunto es que en los meses en que se transportó el oro, los submarinos alemanes hundieron un total de 134 buques de diversas nacionalidades pero ninguno de los hundidos transportaba el famoso oro británico.
Fuentes y referencias:
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3 comentarios:
Los británicos han tenido siempre la fortuna de su lado en los momentos más difíciles.
Saludos.
Parece que la "inteligencia" de los nazis,no funcionaba bien en aquel entonces.
Un abrazo.
Otro gran momento de la II guerra mundial.
Comentan que el contraespionaje aliado era excelente...siempre cuando quisieron desafiaron a los alemanes. También los despistaron cuando invadieron Normandia...
Saludos
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