En 1774 se desató un escándalo diplomático entre Francia e Inglaterra porque un importante funcionario francés hizo públicos algunos documentos secretos muy comprometedores que amenazaban la seguridad de ambos países; pero lo más curioso de todo era el extravagante comportamiento de este funcionario que algunas veces se vestía de hombre y otras de mujer. Charles D'Eon será siempre recordado por dos hechos muy singulares: por haber destapado el escándalo diplomático más famoso de su época, y por haber pasado sus primeros 49 años como un hombre y los últimos 33 años como una mujer. Aquí su historia.
Charles Geneviève D’Eon nació en octubre de 1728 en una famosa bodega de vinos de Tonnerre, pequeño pueblo borgoñés famoso por sus viñedos. Hijo de noble cuna, su padre era un famoso abogado y su madre provenía de la más rancia aristocracia de la época, los Chavanson. D'Eon creció como un niño normal de la época, con la única diferencia que su madre solía divertirse poniéndole las ropas de su hermana para matar el aburrimiento en la gran casona. Luego, durante la adolescencia, su contextura no se desarrolló tanto como el promedio masculino de la época, sino que más bien era delicado y pequeño. Su cintura era delgada y sus manos y sus pies los llevaba aristocráticamente cuidados y delicados. Tenía unos enormes ojos azules que a todo el mundo llamaban la atención.
Completó su educación en París y por medio de recomendaciones de sus aristócratas y poderosos amigos, se convirtió en el secretario del Departamento Fiscal de París. Debido a su linaje social heredó el título de Chevalier (Caballero), con el cual fue más conocido en el ámbito burocrático y en la burguesía francesa. Lo llamaban el Caballero D'Eon.
Charles Geneviève D’Eon nació en octubre de 1728 en una famosa bodega de vinos de Tonnerre, pequeño pueblo borgoñés famoso por sus viñedos. Hijo de noble cuna, su padre era un famoso abogado y su madre provenía de la más rancia aristocracia de la época, los Chavanson. D'Eon creció como un niño normal de la época, con la única diferencia que su madre solía divertirse poniéndole las ropas de su hermana para matar el aburrimiento en la gran casona. Luego, durante la adolescencia, su contextura no se desarrolló tanto como el promedio masculino de la época, sino que más bien era delicado y pequeño. Su cintura era delgada y sus manos y sus pies los llevaba aristocráticamente cuidados y delicados. Tenía unos enormes ojos azules que a todo el mundo llamaban la atención.
Completó su educación en París y por medio de recomendaciones de sus aristócratas y poderosos amigos, se convirtió en el secretario del Departamento Fiscal de París. Debido a su linaje social heredó el título de Chevalier (Caballero), con el cual fue más conocido en el ámbito burocrático y en la burguesía francesa. Lo llamaban el Caballero D'Eon.
Chevaliere Charles Genevieve D'Eon
En sus momentos de ocio y esparcimiento, el Caballero D'Eon y su grupo de amigos solían entretenerse con juegos de azar, en los que quien perdía, debía inevitablemente vestirse de mujer. Se dice que cuando el Caballero perdía y debía vestirse como una dama quedaba tan bien e irreconocible, que en cierta ocasión hasta la misma Madame de Pompadour lo elogió por su delicada belleza.
Debido a sus nexos con la aristocracia D'Eon fue llamado en 1756 a trabajar en una exclusiva red de espionaje que había montado Luis XV, con el fin de saber quien conspiraba contra el trono. Eran 32 espías de élite que se denominaban a sí mismos como los "Secret du Roi", porque ni siquiera los familiares ni los más cercanos funcionarios al rey tenían conocimiento de ellos. Esta secreta red de espionaje muchas veces trabajó en contra de las mismas políticas y tratados oficiales franceses, a pedido del propio Rey.
Debido a sus nexos con la aristocracia D'Eon fue llamado en 1756 a trabajar en una exclusiva red de espionaje que había montado Luis XV, con el fin de saber quien conspiraba contra el trono. Eran 32 espías de élite que se denominaban a sí mismos como los "Secret du Roi", porque ni siquiera los familiares ni los más cercanos funcionarios al rey tenían conocimiento de ellos. Esta secreta red de espionaje muchas veces trabajó en contra de las mismas políticas y tratados oficiales franceses, a pedido del propio Rey.
Rey Luis XV de Francia
Por aquel entonces Francia y Rusia estaban al borde de la guerra, y Luis XV quería lograr una reconciliación con Rusia. Siendo de su total confianza, el rey francés envió al Caballero D'Eon a una muy secreta misión a Rusia con el fin de dialogar con la Zarina Elizabeth y tratar de aflojar las tensiones enviándole una lista de traidores que complotaban contra la Casa de los Habsburgo. Muchas crónicas de la época afirman que D’Eon fue escogido debido al secretismo de la misión y para despistar a la contrainteligencia, ya que tuvo que viajar a Rusia disfrazado. El Secret du Roi le proporcionó permisos, identidades y un pasado falso con el que llevaría a cabo su misión haciéndose pasar por una mujer, convertido en la señora Lia de Beaumont.
Zarina Elizabeta Petrovna de Rusia
D'Eon finalmente logró una exitosa entrevista con la Zarina Elizabeth, la cual terminó con la firma de un tratado entre Francia y Rusia, que por cierto beneficiaba más a Francia. Mientras en la red de espionaje corrían rumores de que D’Eon había seducido a la zarina, en Versalles se empezó a especular que D'Eon en realidad era una mujer. Así empezó a acrecentarse su fama en la aristocracia y a convertirse en mito el género sexual del caballero.
La carrera del caballero D'Eon prosigue con éxito: vuelve a Rusia como secretario de la Embajada francesa y lleva a cabo varias misiones en Europa para Luis XV, vestido tanto de hombre como de mujer. En 1762 regresa a luchar por su patria en la Guerra de los Siete Años, y a pesar de recibir una herida en combate, demostró ser un portento con el sable y el mosquete. Debido a su gran desempeño en el campo de batalla, fue nombrado Capitán de la Legión de Honor de los Dragones (lo que ahora sería Infantería). Los rumores cesaron de inmediato porque sólo un hombre podría dirigir las tropas en combate como lo hacía él. Su exitosa carrera militar hasta le permitió recibir la Cruz de Saint-Louis por su exitosa dirección de las tropas en combate.
La carrera del caballero D'Eon prosigue con éxito: vuelve a Rusia como secretario de la Embajada francesa y lleva a cabo varias misiones en Europa para Luis XV, vestido tanto de hombre como de mujer. En 1762 regresa a luchar por su patria en la Guerra de los Siete Años, y a pesar de recibir una herida en combate, demostró ser un portento con el sable y el mosquete. Debido a su gran desempeño en el campo de batalla, fue nombrado Capitán de la Legión de Honor de los Dragones (lo que ahora sería Infantería). Los rumores cesaron de inmediato porque sólo un hombre podría dirigir las tropas en combate como lo hacía él. Su exitosa carrera militar hasta le permitió recibir la Cruz de Saint-Louis por su exitosa dirección de las tropas en combate.
Óleo de la Batalla de Zorndorf en la Guerra de los Siete Años
Luis XV en agradecimiento lo envia en 1762 a Inglaterra como Agregado de la Embajada francesa, con el rango de Capitán de Dragones. Con el prestigio de su cargo, su título nobiliario y sus exquisitos modales, el Caballero D'Eon inmediatamente escaló en la sociedad londinense y se hizo amigo íntimo de Sofía Charlotte, la Reina de Inglaterra. (En sus memorias D'Eon escribió que alguna vez creyó ser el padre del hijo de la Reina inglesa, y que honrando esta relación de amor, trabajó en la conciliación entre los dos países).
Hubo en esa época una historia muy difundida en Inglaterra que no se sabe si es mito o verdad, pero se decía que cierta noche la Reina Sofía mandó a llamar a D'Eon porque su hijo estaba enfermo. Ella había soñado que el único que podía curarlo era D'Eon, y al ser la reina una mujer muy supersticiosa, ordenó su presencia inmediatamente. D'Eon acudió al llamado de la Reina y mientras se encontraba en su alcoba, el Rey Jorge III apareció. Obviamente perdió los estribos al encontrar un hombre en el cuarto de su esposa y lo tomó como una afrenta, pero para salvar a la reina y a su hijo, una asistente de Sofía (de apellido Cockrell) le dijo al Rey Jorge que el Caballero D'Eon realmente era una mujer. Que si quería podía preguntárselo al Rey Luis XV de Francia, y Jorge III de Inglaterra por supuesto que así lo hizo.
Hubo en esa época una historia muy difundida en Inglaterra que no se sabe si es mito o verdad, pero se decía que cierta noche la Reina Sofía mandó a llamar a D'Eon porque su hijo estaba enfermo. Ella había soñado que el único que podía curarlo era D'Eon, y al ser la reina una mujer muy supersticiosa, ordenó su presencia inmediatamente. D'Eon acudió al llamado de la Reina y mientras se encontraba en su alcoba, el Rey Jorge III apareció. Obviamente perdió los estribos al encontrar un hombre en el cuarto de su esposa y lo tomó como una afrenta, pero para salvar a la reina y a su hijo, una asistente de Sofía (de apellido Cockrell) le dijo al Rey Jorge que el Caballero D'Eon realmente era una mujer. Que si quería podía preguntárselo al Rey Luis XV de Francia, y Jorge III de Inglaterra por supuesto que así lo hizo.
El Rey Jorge III de Inglaterra y su esposa la Reina Charlotte, amiga íntima del Caballero D'Eon
La amante de Luis XV, Madame du Barry (cortesana amiga de D’Eon) sugirió al rey que ayudara al Caballero, que tomara en cuenta que una relación amorosa –si es que la había- entre D'Eon y la Reina Charlotte, sería muy conveniente para mantener las buenas relaciones entre Francia e Inglaterra, hasta que finalmente logró convencerlo. Poco después el mismo Luis XV redactaba una carta tranquilizando a Jorge III, en la cual le decía que no se preocupara, que a pesar de su ambigua imagen D'Eon era una mujer, y por sobretodo, digna de toda confianza.
Parece ser que la carta se filtró y no sólo la leyó su destinatario Jorge III, porque al poco tiempo el asunto del verdadero sexo de D’Eon se convirtió en la comidilla del día en la alta sociedad londinense y hasta en sus legendarios pubs.
Todo este asunto alrededor de su sexualidad, y más que nada estar en la boca de todo Londres, que toda la vida ha sido una sociedad muy afecta al sensacionalismo, acabó afectando de cierta forma al Caballero. Parece que no fue capaz de soportar tanta presión o que algo en su cerebro se circuitó, pero de un día para otro empezó a salir a la calle unos días vestido de mujer y otros de hombre, indistintamente y sin darle explicaciones a nadie; ni siquiera al rey que lo había enviado a la embajada expresamente como Capitán de Dragones.
Parece ser que la carta se filtró y no sólo la leyó su destinatario Jorge III, porque al poco tiempo el asunto del verdadero sexo de D’Eon se convirtió en la comidilla del día en la alta sociedad londinense y hasta en sus legendarios pubs.
Todo este asunto alrededor de su sexualidad, y más que nada estar en la boca de todo Londres, que toda la vida ha sido una sociedad muy afecta al sensacionalismo, acabó afectando de cierta forma al Caballero. Parece que no fue capaz de soportar tanta presión o que algo en su cerebro se circuitó, pero de un día para otro empezó a salir a la calle unos días vestido de mujer y otros de hombre, indistintamente y sin darle explicaciones a nadie; ni siquiera al rey que lo había enviado a la embajada expresamente como Capitán de Dragones.
El Caballero D'Eon se vestía de mujer pero nunca le faltaba su espada ni su famosa Cruz de Saint Louis
Observando que su comportamiento no estaba a la altura de tan alta dignidad diplomática, y a pesar de ser el mejor espía que tenían los franceses en Inglaterra, el Rey francés sumamente molesto da por terminada su labor en 1774 y le ordena regresar inmediatamente a París.
D’Eon, que no era ningún tonto, sabía que ese sería el fin de su carrera diplomática y militar, así que decidió desobedecer al rey. Razones no le faltaban, pues como todo buen sibarita ya estaba acostumbrado a la buena vida, a la buena mesa y se sentía a gusto en medio de la aristocracia inglesa, entonces, ¿para qué iba a regresar a Francia? En un acto de total irrespeto, rebeldía y astucia, el famoso ahora ex espía se quedó en Londres.
Como ya no podría solventar su caprichoso y oneroso estilo de vida, decidió arriesgar todo lo que tenía: su valiosa información confidencial como uno de los mayores espías franceses. Publicó la mayor parte de la correspondencia diplomática secreta bajo el título de Lettres, Mémoires et Négociations ese mismo año. Estos sin duda fueron los primeros Wikileaks de la historia. El libro se agotó rápidamente y D'Eon se convirtió en un héroe popular por haber destapado la hipocresía con la que se manejaban las élites diplomáticas.
D’Eon, que no era ningún tonto, sabía que ese sería el fin de su carrera diplomática y militar, así que decidió desobedecer al rey. Razones no le faltaban, pues como todo buen sibarita ya estaba acostumbrado a la buena vida, a la buena mesa y se sentía a gusto en medio de la aristocracia inglesa, entonces, ¿para qué iba a regresar a Francia? En un acto de total irrespeto, rebeldía y astucia, el famoso ahora ex espía se quedó en Londres.
Como ya no podría solventar su caprichoso y oneroso estilo de vida, decidió arriesgar todo lo que tenía: su valiosa información confidencial como uno de los mayores espías franceses. Publicó la mayor parte de la correspondencia diplomática secreta bajo el título de Lettres, Mémoires et Négociations ese mismo año. Estos sin duda fueron los primeros Wikileaks de la historia. El libro se agotó rápidamente y D'Eon se convirtió en un héroe popular por haber destapado la hipocresía con la que se manejaban las élites diplomáticas.
Si desean leer el libro, pueden hacerlo aquí
El escándalo fue de proporciones porque entre sus cartas revelaba que fue enviado por Luis XV especialmente con el fin de recabar información para una posible invasión a Inglaterra. Tan fuerte fue el remezón político que voceros franceses lo tacharon de calumniador y desconocieron sus declaraciones. De todas formas D'Eon se jactaba de aún no haber publicado todo lo que sabía, es más, dijo tener documentos secretos del rey relativos a la invasión y a su red de espionaje en Inglaterra. Los conservaba a manera de "seguro" por si le llegaba a pasar algo. El gobierno francés al fin se dio cuenta que debía empezar a ser más cauteloso con D'Eon, porque con los documentos de la invasión en la mano, literalmente "tenía en jaque al rey".
Tan maestra fue la jugada de D’Eon, que Luis XV tuvo que enviar emisarios para negociar su discreción, y al final terminaron pagándole una pensión vitalicia de 12000 libras francesas anuales por su silencio. El plan le había funcionado a la perfección.
Mientras tanto y a pesar de que el Caballero D'Eon seguía utilizando el uniforme de Capitán de Dragones todo el tiempo, los rumores sobre su género seguían en aumento, tanto así que hasta se reunieron algunos grandes tahúres de la época en la Bolsa de Londres para registrar una apuesta sobre su verdadero sexo. D'Eon fue invitado a revelar el secreto, para lo cual le ofrecieron una gran suma de dinero, pero sin perder la compostura el chevaliere se negó enfáticamente, aduciendo que el examen sería deshonroso sea cual fuere el resultado. Después de un año sin lograr convencerlo la apuesta fue abandonada.
El Rey Luis XV murió en 1774 y el caballero aprovechó la coyuntura para congraciarse con el nuevo monarca Luis XVI, con el fin de negociar una nueva pensión y su retorno a Francia en buenos términos. Luis XVI dejó el asunto de la negociación en manos del famoso dramaturgo Pierre de Beaumarchais (autor de El Barbero de Sevilla y de Las Bodas de Fígaro), quien se trasladó a Londres para entrevistarse con el caballero.
Mientras tanto y a pesar de que el Caballero D'Eon seguía utilizando el uniforme de Capitán de Dragones todo el tiempo, los rumores sobre su género seguían en aumento, tanto así que hasta se reunieron algunos grandes tahúres de la época en la Bolsa de Londres para registrar una apuesta sobre su verdadero sexo. D'Eon fue invitado a revelar el secreto, para lo cual le ofrecieron una gran suma de dinero, pero sin perder la compostura el chevaliere se negó enfáticamente, aduciendo que el examen sería deshonroso sea cual fuere el resultado. Después de un año sin lograr convencerlo la apuesta fue abandonada.
El Rey Luis XV murió en 1774 y el caballero aprovechó la coyuntura para congraciarse con el nuevo monarca Luis XVI, con el fin de negociar una nueva pensión y su retorno a Francia en buenos términos. Luis XVI dejó el asunto de la negociación en manos del famoso dramaturgo Pierre de Beaumarchais (autor de El Barbero de Sevilla y de Las Bodas de Fígaro), quien se trasladó a Londres para entrevistarse con el caballero.
Pierre de Beaumarchais, negociador enviado por Luis XVI
Beaumarchais era un bon vivant, pero sobre todo tenía un gran sentido del humor y, aunque le tomó algunos meses, pudo llegar a un satisfactorio acuerdo con D'Eon. Acordaron que el caballero admitiría públicamente que no es un hombre sino una mujer y que entregaría los documentos y cartas secretas, a cambio de que Luis XVI mantenga vigente la generosa pensión que le asignó su antecesor, y adicionando una cláusula en la que indicaba que el Estado francés debería pagarle todo un guardarropa nuevo de mujer. En el famoso acuerdo el caballero también aceptaba no pisar durante algún tiempo París y no volver a usar jamás ningún tipo de uniforme militar, ni la Cruz de Saint Louis con la que alguna vez fue condecorado.
Carlos Genoveva D'Eon en sus dos facetas
El famoso caballero volvió a Francia en 1777 (ya convertido en una virginal dama) a la edad de 49 años y automáticamente fue exiliado a Tonnerre, su pueblo natal en Borgoña, durante los siguientes seis años. Hay que destacar que la idea de convertirse en una mujer para la segunda mitad de la vida no tiene precedente histórico, al menos no tan famoso.
Cuando Francia empezó a apoyar con armamento a los rebeldes independentistas americanos, D'Eon pidió unirse a las tropas francesas en América, pero no se lo permitieron debido a su calidad de exiliado. Un poco aburrida la ahora madmoiselle D'Eon volvió a Inglaterra en 1785, pero con la llegada de la Revolución Francesa, al igual que a todos los nobles, a él también le fue retirada su pensión y no tuvo más remedio que vender su valiosísima biblioteca que contenía más de 6.000 libros y 500 raros manuscritos.
Cuando Francia empezó a apoyar con armamento a los rebeldes independentistas americanos, D'Eon pidió unirse a las tropas francesas en América, pero no se lo permitieron debido a su calidad de exiliado. Un poco aburrida la ahora madmoiselle D'Eon volvió a Inglaterra en 1785, pero con la llegada de la Revolución Francesa, al igual que a todos los nobles, a él también le fue retirada su pensión y no tuvo más remedio que vender su valiosísima biblioteca que contenía más de 6.000 libros y 500 raros manuscritos.
Una viñeta que muestra a D'Eon (vestido de mujer) en un duelo de esgrima
Para 1792 y ya muy corto de dinero, no lo pensó dos veces y tuvo las agallas para enviar una carta a la Asamblea Nacional de Francia , en la que él/ella personalmente se ofrecía liderar una división de combatientes femeninas contra la Casa Real de los Habsburgo, pero la oferta obvio que fue rechazada.
Para ganarse la vida de alguna forma honesta, D'Eon empezó a participar en todo torneo de esgrima que aparecía, y como ya sabemos que era un diestro espadachín, en algo pudo paliar sus penurias económicas. Verlo participando era todo un espectáculo porque a diferencia de los demás duelistas, D'Eon vestía siempre como mujer. La buena racha lo acompañó hasta 1796, año en el que fue gravemente herido. En 1804 fue encarcelado por las deudas, de lo cual pudo salir gracias a que firmó un contrato para publicar su autobiografía en 1805, pero el libro nunca llegó a ver la luz porque al poco tiempo quedó gravemente inmovilizado después de una caída que lo dejó prácticamente inválido. Pasó postrado en su cama los últimos cuatro años de su vida hasta que murió en la pobreza el 21 de mayo de 1810 en Londres, a la edad de 82 años.
Para ganarse la vida de alguna forma honesta, D'Eon empezó a participar en todo torneo de esgrima que aparecía, y como ya sabemos que era un diestro espadachín, en algo pudo paliar sus penurias económicas. Verlo participando era todo un espectáculo porque a diferencia de los demás duelistas, D'Eon vestía siempre como mujer. La buena racha lo acompañó hasta 1796, año en el que fue gravemente herido. En 1804 fue encarcelado por las deudas, de lo cual pudo salir gracias a que firmó un contrato para publicar su autobiografía en 1805, pero el libro nunca llegó a ver la luz porque al poco tiempo quedó gravemente inmovilizado después de una caída que lo dejó prácticamente inválido. Pasó postrado en su cama los últimos cuatro años de su vida hasta que murió en la pobreza el 21 de mayo de 1810 en Londres, a la edad de 82 años.
Madmoiselle D'Eon nunca dejó de usar la Cruz de Saint Louis con la que fue condecorado
Los médicos que examinaron el cuerpo después de su muerte, descubrieron que el caballero D'Eon era anatómicamente masculino. Con el pasar del tiempo se ha especulado que es muy posible que haya tenido el Síndrome de Kallmann, un trastorno hormonal en el que los genitales tienen un desarrollo defectuoso e incompleto, junto a la ausencia de vello facial. Claro que sólo son hipótesis, más que nada basadas en el hecho de que no hay retratos conocidos del caballero con barba o bigote, este último muy de moda en los caballeros europeos del siglo XVIII.
Se dice que cuando el Rey Jorge III de Inglaterra se enteró del verdadero sexo del Caballero D'Eon, quedó tan afectado que acabó perdiendo la razón y prácticamente se volvió loco. No volvió a recuperar la cordura hasta el día de su muerte diez años más tarde. Como última nota curiosa, comentarles que hasta se transmitió una serie de anime japonés de 24 capítulos inspirada en las aventuras del más famoso espía de Luis XV.
Se dice que cuando el Rey Jorge III de Inglaterra se enteró del verdadero sexo del Caballero D'Eon, quedó tan afectado que acabó perdiendo la razón y prácticamente se volvió loco. No volvió a recuperar la cordura hasta el día de su muerte diez años más tarde. Como última nota curiosa, comentarles que hasta se transmitió una serie de anime japonés de 24 capítulos inspirada en las aventuras del más famoso espía de Luis XV.
Fuentes y referencias:
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1 comentarios:
Una historia llena de todo para ser llevada al cine, si es que no la llevaron ya...Bueno el anime.
Saludos Carlos
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