Richard Dadd fue un pintor británico de la época victoriana. Se especializaba en crear cuadros de fantasía, del género que ahora se lo conoce como “pintura de hadas”, y aunque no fue un prodigio ni el pintor más destacado de su generación, tenía lo suyo, puesto que sus cuadros eran agradables y de a poco empezaba a ser reconocido.
Nació en Kent, en 1817, era hijo de un famoso farmacólogo y a los 20 años fue admitido en la Real Academia de Arte, donde junto a otros aspirantes a artistas, fundó un grupo de pintura prerrealista.
A estas pipas de agua los ingleses las llaman “hubble bubble”, por el característico sonido que emiten con sus burbujas al bombear aire a través del agua. Richard Dadd creyó haber descubierto que ese gorgoteo era un lenguaje, y esos cinco días fumó sin parar, tratando de descifrar aquel código. El asunto es que tanto opio, acabó por ocasionarle trastornos en el cerebro.
Una tarde soleada ambos salieron a caminar por la campiña inglesa, y allí, cerca de un claro, Richard asesinó a su padre de un machetazo en la cabeza, y luego, procedió a desmembrar su cuerpo. El cadáver fue encontrado el día siguiente, pero Richard ya había huido a Francia, donde el dios Osiris iba a mostrarle a quien debía seguir asesinando. Al poco tiempo fue arrestado cerca de Fointainebleau cuando estaba a punto de degollar a un desconocido en un tren. Entre sus pertenencias la policía encontró una larga lista de personas que Richard debía asesinar, entre las que se encontraban personalidades como el Papa y el Emperador de Austria. Su propio padre aparecía encabezando la lista.
Enseguida fue internado de por vida en el State Criminal Lunatic Asylum, donde dio por terminada su misión con el dios egipcio, y se dedicó completamente a su oficio de pintor. Tenía apenas 27 años.

En este cuadro, llamado “El golpe maestro del duende leñador”, sorprende su calidad porque supera de largo a todas sus obras anteriores. En la reducida superficie del lienzo se concentran tal cantidad de detalles superpuestos que llevaría horas apreciarlos en su totalidad. De hecho, la pintura es literalmente tridimensional, debido a la cantidad de capas que Dadd, obsesivamente, fue agregando a lo largo de los años.


Esta pintura es hoy una de las obras maestras de la colección de la Tate Gallery de Londres, y hasta el mismísimo grupo Queen le dedicó una canción escrita por Freddy Mercury: The fairy feller’s master-stroke.
Fuentes y referencias:
1, 2, 3, 4, 5, 6
7 comentarios:
No conocía ni su existencia.
Que historia tan terrible.
Saludos.
Super interesante el "cómo" se perdió en su mente...
Aunque de genio y loco, todos tenemos un poco.
;-)
Los estragos que proce el opio... Por cierto, me gusta mucho el último cuadro.
Besitos Carlos muuuuuuacks!!!!
Las drogas,al fin y al cabo,han logrado a travès del tiempo sacar lo mejor y lo peor de quienes las han consumido!!
Y esta parece ser la historia del NO retorno despuès de probarlas...
P.D.:Siempre quise y aùn conservo la curiosidad de fumar mediante un narguile,aunque no opio precisamente... O_o
jajajajajaajajajajaj
BESITOS PSICODÈLICOS ♣
Hola Carlos:
Es una espeluznante historia, que de no tener raíces tan comprobables, nos haría decir que son cosas que pasan en las películas nada más.
Un abrazo.
Tremenda historia, no la conocía, hay que ver qué peligro tienen esas pipas de agua :-)
Yo tengo una que compré en Marruecos pero de adorno! jamás la he utilizado. No entiendo de drogas pero después de muchos días fumando opio sin parar me parece bastante lógico que se quedara pillado.
A mi me encantaría ser.. no sé, Ana Bolena antes de que le cortaran la cabeza pero me conformo con mi humilde personalidad, un abrazo :-)
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