Luigi Meroni fue un gran futbolista italiano en la década de los sesentas, jugador del Club Torino y seleccionado de su país. No sólo fue un gran deportista, sino que fuera de las canchas también era considerado un divo por su extravagante estilo de vida; le gustaba escuchar a los Beatles, era fiestero, llevaba el cabello largo y debido a su gran carisma se transformó enseguida en el ídolo del Torino. Era el prototipo de hombre que todos sus fanáticos querían ser, un tipo descomplicado, mujeriego y bohemio que todos los domingos se vestía de futbolista.
Luigi Meroni
Por el cariño que sentía hacia su camiseta y a su hinchada, Meroni llegó a rechazar un “cheque en blanco” de la todopoderosa Juventus, rival de patio del Torino. Este gesto lo llevó a convertirse en el mimado de la afición.Llevaba el número 7 en su espalda y acerca de él se habían creado varios mitos, como el de que en cierta ocasión dribló a un arquero, y ya con el arco vacío lo había esperado para driblarlo por segunda vez antes de anotar el gol. En definitiva los seguidores del Torino lo adoraban.
Uno de esos jóvenes hinchas del Torino era Attilio Romero de 19 años, para quien Luigi era casi un dios. Atilio hasta formaba parte de los “ultras” -barra brava- del club, que lo seguían a todos los estadios. Era tal su pasión por el futbolista que hasta se peinaba y vestía como él.
Pero el destino es caprichoso, y el 15 de octubre de 1967 hizo que la vida de estos dos jóvenes se crucen de forma dramática.
Attilio Romero iba manejando su auto cuando vio que algo se le cruzó y no tuvo tiempo de frenar. Acababa de atropellar a un hombre.
"Se me vino encima, no sabía que era hasta que bajé del vehículo y lo vi tendido en el suelo —contaría Romero años después—. Enseguida llamé a mi padre, que era médico. Fuimos al hospital pero no se pudo hacer nada".
Era Luigi Meroni; el joven fanático había matado al futbolista.
El funeral fue multitudinario, más de veinte mil tifosis se tomaron las calles de Turín. Attilio Romero sin proponérselo había convertido a su ídolo en un mito.
El siguiente fin de semana en el estadio se hizo un minuto de silencio y la cancha fue inundada con flores desde un helicóptero, que luego fueron depositadas en el ala derecha, área donde jugaba Meroni.
Como era de esperarse, Attilio acabó sumergido en una profunda depresión de la que tardó años en curarse. La afición del Torino nunca le recriminó nada, ya que evidentemente se trató de un fortuito accidente.
Y es que la vida tiene esas cosas, el destino siguió revoloteando en esta historia y se encaprichó con sus protagonistas, ya que por esas circunstancias que suelen darse, Attilio Romero llegó a ser Presidente del Torino el 2001, 34 años después de la tragedia. Fue su momento de resarcir el triste pasado, ya que bajo su gestión, logró llevar a su amado club al ascenso en el 2002 y el 2005.
Incluso ahora, más de 40 años después de la tragedia, hay fanáticos que dejan flores en el sitio donde Luigi fue atropellado cuando ganan un partido.
Yo siempre he creído en eso, que aún en los casos más extraños, la vida te brinda una oportunidad para reinvindicarte.
Fuentes:
Brevehistoria, ElPaís
21 comentarios:
Da escalofríos ver como el destino, juega con nuestras vidas.
Es impresionarte este historia.
Ni sé que decir....
Bueno, un beso grande
Gizz
Estoy totalmente de acuerdo con Gizela. Imagino el tormento de vivir con ese peso en tus espaldas toda la vida, aún siendo sin querer.
Aún así las personas resurgimos, tocados, pero resurgimos. Es lo que me llevo hoy de tu entrada.
Un beso bien bien grande, Carlos
Nosotros también pensamos así... para lo bueno y para lo malo. Dios nos da varias oportunidades, el tema es estar atentos y "darle bolilla".
Saludos y abrazos.
:P, Cómo pueden escribir dos personas a la vez, ni me enteré que había salido esta nueva entrega tuya, sobre el destino?
Es más inexplicable que la historia, singular y tremenda de Attilio?
Besazo, gran visir, :)
He sabido que las historias no son siempre cíclicas, pero esta es redondita.
Asombroso.
Saludos.
El que quedó sin oportunidades fue Luigi... ¡pobrecito!... ¡Seguramente las usó 'todas' en el fútbol!... y no dejó ninguna para la vida de calle...:(
Hablando de fútbol, el otro día pasaba a unos 300 metros de un estadio mientras se jugaba un partido, y escucho el tradicional grito de algarabía: ¡Gooll!, no sabía yo quiénes jugaban, pero me encantó la sensación de alegría, de espontaneidad en ese grito, en ese instante...
¡qué escasas oportunidades tenemos hoy día de disfrutar de momentos de alegría que nos hagan gritar de contento!
Besos
qué tal historia, eh!
Cuantas sorpresas puede darnos el destino. Me ha encantado conocer la história de este peculiar futbolista.
Muuuuuuuuuuuuuuuacks!
dios, me he conmovida demasiado con estas historia, excelente blog, y pues el destino a veces es cruel o como pienso yo, tiene un plan para cada uno saludos!
Ya es mala suerte...
Saludos.
La vida es un rompecabezas mal resuelto; por eso tantas veces no nos encajan las piezas, y tenemos que forzarlas.
Saludos.
Un placer Carlos contactar con tu blog. Es impresionante lo de Meroni. Una historia que se me había pasado por alto en mi bagaje de recuerdos. Este acontecimiento trasciende lo humano y nos muestra la interconección absoluta entre el creador y su creación. No hay duda, existe una única y maravillosa voluntad...Un abrazo...Juan
Impactante historia. Me dejó boquiabierto. Gracias por compartirla.
Un placer leerte.
Estos dias no he tenido internet en casa. Manana compro uno movil. Necio. Tqm
Estos dias no he tenido internet en casa. Manana compro uno movil. Necio. Tqm
Si bien dicen los que saben:
"Uno propone y Dios, dispone"
La impresión tan fuerte que se llevaría Atilio, que relato tan crudo.
Besos Carlos.
Pelicula con happy ending... aunnque sea al final!
trágico accidente (como todos) y entrañable historia... siempre es sorprendente pasar por tu casa Carlos
un abrazo
Hermoosa y triste historia....a medida que iba leyendo se me ponía la piel de gallina..
Tu siempre lo logras...con tus historias ,para casi todas desconocidas..
Un besito que te encuentres muy bién..
Mariella
Guauuu, qué impresionante! De dónde sacaste esta perlita? Sincronicidad este fatal cruce entre ambos... resignificación del destino de cada uno. Buen post!
Te invito Carlos a que cuando armes el arbolito me mandes una foto así armo un post con los árboles de los Bloggeros. Te animás?
Besos!!!
Ironías del destino.
No recuerdo a este jugador aunque en los sesenta fuera una estrella.
Buen fin de semana.
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